La resiliencia es un estado o proceso mediante el cual un individuo, ante la adversidad, tiene el total convencimiento de que saldrá fortalecido y alcanzará el éxito.
Una persona resiliente sabrá ubicar en su lugar correcto una situación fuerte, como puede ser un golpe emocional o un 'fracaso' laboral. El resiliente sabrá ver que en su vida hay muchas más cosas que le hacen sentir bien, y que los golpes u obstáculos que tenemos en nuestro camino no son más que pruebas a superar, y que éstas siempre nos llevarán a un crecimiento, una evolución. Tal y como reza el refrán: 'lo que no te mata, te hace más fuerte'.
Una persona resiliente sabrá ubicar en su lugar correcto una situación fuerte, como puede ser un golpe emocional o un 'fracaso' laboral. El resiliente sabrá ver que en su vida hay muchas más cosas que le hacen sentir bien, y que los golpes u obstáculos que tenemos en nuestro camino no son más que pruebas a superar, y que éstas siempre nos llevarán a un crecimiento, una evolución. Tal y como reza el refrán: 'lo que no te mata, te hace más fuerte'.
Ahora bien, ¿cuál es el truco o la cuestión clave de una persona resiliente? Se podría resumir en el enfoque y clasificación que tiene de un problema cuando éste llega. Un resiliente, ante una situación adversa, no entrará en depresión o no alcanzará un estado bajo de ánimo. Enfocará su atención en aprender de la situación y superarla, valorando que en su vida hay muchas más cosas que la hacen 'rica' en multitud de aspectos.
Uno de los mayores problemas que tenemos es que cuando algo que deseamos no sale como queríamos, centramos en ese punto nuestro estado de ánimo y la desilusión puede pasar a estados depresivos. Olvidamos todo lo demás que hay en nuestra vida y nos sentimos desdichados por no haber conseguido aquello que tanto anhelábamos.
Sin embargo, si comenzamos a programarnos día a día de una forma correcta, haciendo fuerza en que nuestra felicidad se compone de muchas cosas, si una de ellas falla la casa no se hundirá, puesto que hay otros pilares fuertes que la sustentan.
Hay individuos que de forma natural enfocan la vida de una forma resiliente, pero el que no ha nacido con esa característica desarrollada puede, sin duda alguna, cultivarla.
Pongamos un ejemplo...
Una persona sufre una desilusión amorosa. Está profundamente enamorada de alguien y la relación de pareja o no sale adelante o, si ya está creada, se rompe. Ésto suele ser uno de los golpes emocionales más duros, equiparable a la muerte de un ser querido en muchos casos. Tener un duelo, sentir dolor, es algo muy lícito. Sin embargo, sufrir en demasía no lo es, y ésto es algo que lo aprendes con la experiencia y los años. Tras vivir esta situación donde nos vemos incapaces de seguir adelante sin la persona amada, hay ciertas preguntas que podrían ponernos en otra perspectiva:
-¿Qué ocurría con mi vida antes de conocer a ésa persona?, ¿experimentaba estados de felicidad?
-¿Existe en mi realidad otros motivos para ser feliz, como puede ser mi trabajo, mi familia, mis amistades y mis hobbies?
-¿Acaso la felicidad depende únicamente de estar con una persona en concreto?
-¿Podría encontrar aquello que 'perdí' en otra persona, con otra cara y otro nombre?, ¿puedo vivir de nuevo este estado de enamoramiento que me hacía tan feliz?
Preguntas de este tipo pueden hacerse en todos los ámbitos de nuestra vida y hacernos ver que el hecho de que 'algo' no haya salido como esperábamos, no quiere decir ni que nuestra vida ya no tenga sentido ni que no podamos salir de ello.
Trabajar la resiliencia otorga grandes beneficios: nos ayuda a aprender de los 'errores', nos capacita y ofrece conciencia de que cuando algo 'negativo' ocurre, una gran lección de superación y aprendizaje hay escondida. También nos ofrece la oportunidad de darnos cuenta de que nuestra felicidad no se compone únicamente de un aspecto de nuestras vidas que nos ilusiona en extremo, sino que la felicidad se compone de multitud de pequeñas cosas, siendo la más importante nuestra actitud interna.
Si basamos nuestra felicidad en algo o alguien externo, ésta será fragil pues al igual que viene, se va. Sin embargo, si cultivamos un estado interior fuerte y vemos las cosas tal y como son, cuando suframos un golpe inesperado podremos superarlo con mayor facilidad y aprender de la experiencia vivida.
Tal y como dijo Buda: "el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional".
Etiquetas: La, resiliencia.
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