martes, 7 de agosto de 2012




La palabra egrégor es uno de los términos más misteriosos en la historia de las sociedades esotéricas. Es una palabra de origen griego cuyo significado más exacto es el de vigía o vigilante, en algunos textos también aparece escrita como egregore.

En la Orden Hermética entendemos por egrégor, aquella energía mental que soporta a una idea o a un ideal específico. Podríamos decir que el egrégor es una especie de “cooperativa de energía mental” pues se nutre del aporte mental de las personas que trabajan en pos de ese ideal, pero a la vez les retribuye energéticamente. Cualquier idea o grupo humano organizado posee su egrégor: un equipo de fútbol o de béisbol, un partido político, una religión o una marca de gaseosas, etc.

El nacionalismo es una manifestación de la fuerza proveniente del egrégor de la patria, que con sus símbolos y signos nos liga a un país determinado. Los aficionados a un equipo, cuando gritan en explosiones de euforia en un partido, dan energía mental a ese egrégor. El egrégor está formado por la energía mental que han aportado personas a través del tiempo, cuando han trabajado por fortalecer una idea. La fuerza de un egrégor está relacionada con la cantidad de personas que han compartido ese ideal, así como con el poder, la perseverancia y la calidad de los pensamientos y las acciones de esas personas. Entre más tiempo se mantenga y más personas lo nutran, el egrégor será más poderoso.
Si el número de personas se reduce, disminuyendo por ende el aporte energético, el egrégor se debilita y podría incluso llegar a desaparecer.

Algunos egrégores tienen asentamiento en lugares físicos concretos que en algunos ocasiones han sido especialmente seleccionados, tal es el caso de los sitios considerados sagrados o los que han sido dedicados al culto o alabanza de algún santo milagroso. A esos lugares concurren personas, que con sus oraciones y sus pensamientos nutren al egrégor, y éste por su parte responde ayudando a que se cumplan los deseos de las personas
que lo alimentan. Los egrégores no son ni buenos ni malos, únicamente van a responder a las características del ideal al que están ligados. Va a ser muy distinto el egrégor de una religión al de un partido político o el de un país al de un producto de venta masiva. Cada uno de estos egrégores es acorde con los principios de su idea progenitora.

Los egrégores son energías inteligentes pero no racionales. El egrégor va a apoyar a quienes lo alimentan y se defenderá de quienes lo atacan, pero no en una forma racional. Es decir: un egrégor no va decir: “ahora me vengaré de Juan Pérez”, pero si Juan ataca a un egrégor, el egrégor velará por mantener su integridad. Su funcionamiento es automático, reaccionando más a la energía de la sensación y de la emoción que al pensamiento racional.

El Hermetismo tiene un egrégor muy poderoso que ha sido alimentado por miles de años gracias al aporte de personas muy disciplinadas y perseverantes. El egrégor del Hermetismo apoya a las personas que trabajan por los ideales que promueve esta filosofía. Si un hermetista busca ser cada día más alegre, más inteligente y más amoroso, el egrégor le servirá de ayuda. Si por el contrario busca el rencor, el odio o la guerra el egrégor hermetista no va a vibrar en forma cónsona con esta persona y no podrá apoyarse en la energía del egrégor.
Dos de los principios de la Filosofía Hermética son la libertad y el respeto por los procesos de las personas, por eso si alguien decide retirarse de la Orden, el egrégor NO va a “tomar represalias” en contra de esta persona, ni a perseguirla, ni a dañarla, ya que estaría actuando en contra de sus mismos principios y en el caso de los egrégores eso no es posible.

Ciertamente los egrégores pueden ser creados consciente o inconscientemente. Dice la tradición que la mayoría de los egrégores pertenecientes a grandes religiones, grandes naciones o grupos esotéricos han sido establecidos deliberadamente por personas muy capacitadas en la disciplina del mentalismo y la magia, haciéndolo de
manera totalmente consciente. No importa si el egrégor ha sido creado consciente o inconscientemente, éste va a responder de acuerdo a los principios propios de la idea que le da arraigo. Si esa idea es de paz, el egrégor responderá pacíficamente. Si esa idea es de agresividad, responderá en forma agresiva.
Lo que sí debemos recordar es que el egrégor no es racional, funciona siempre de manera “automática.”

¿¿QUÉ EGREGOR ESTAMOS CREANDO???
Mirian Ana Spinelli.



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