No es lo mismo un sueño que un objetivo o una meta. Soñar no es símbolo de inmadurez. La inmadurez es, más bien, conformarse con soñar y no esforzarse por materializar lo soñado en el mundo real. Detrás de cada acontecimiento humano que ha cimbrado a la humanidad hay un sueño de visionario… cristalizado.
Los espíritus pequeños se fijan metas y objetivos. Los objetivos viven en la mente racional y, por consiguiente, son volátiles. En cambio, los sueños se anidan de modo virulento en cada molécula de nuestra alma y toman control de ella. Los visionarios primero sueñan y, al hacerlo, llevan su sueño, su meta inicial, hasta lo más recóndito de su alma. Ahí se viste de emociones y surge un deseo irrefrenable de realizarlo… a veces hasta el límite de la vida.
Los débiles de espíritu confunden el pesimismo con una actitud realista. La razón es que carecen de visión y antes de fracasar, se dan por vencidos. Los héroes sueñan… Los visionarios sueñan… quienes cambian al mundo, sueñan… y es que al hacerlo alinean su voluntad entera con este nuevo eje de su vida y su inconsciente orienta todos sus recursos hacia esta meta. Ahora convertida en sueño. Si tienes un sueño, no te avergüences de él… avergüénzate de no poner todo tu empeño en realizarlo.
GEPVANNY MONTALVO OLVERA
No hay comentarios:
Publicar un comentario